Si estáis buscando un paseo súper lindo que tiene algo de excursión, algo de gastronomía y algo de viaje en el tiempo, tenéis que visitar Patones de Arriba.
A 60 kilómetros al noreste de Madrid, concretamente en el Valle del Jarama, se encuentra Patones de Arriba, un pequeño pueblo que tal y como lo describe su web, es un pueblo “escondido entre montañas, de paisajes creados por el agua, de una antigua ciudad romana, de huertas regadas por las aguas de un canal centenario, de numerosas infraestructuras hidráulicas, de rocas creadas en fondos marinos y de una sorprendente naturaleza.”
Un asentamiento desde el neolítico, del que se conserva poco más que una cueva, fue en el siglo XVI cuando pastores de la municipalidad adyacente de Uceda formaron la pequeña alquería de los Patones, nombre elegido por ser Patón el apellido de sus fundadores. “Los inconvenientes que suponía a los vecinos ser un olvidado barrio de Uceda”, cuentan en la web, “les llevó a nombrar a un Rey propio, el Rey de Patones, una especie de alcalde o juez de paz que administraba justicia entre los vecinos”.
Tras la Guerra Civil y de forma paulatina los habitantes descendieron de Patones de Arriba a Patones de Abajo, asentamiento nuevo donde ahora habitan la mayoría de los vecinos. Finalmente, en los 90s, Patones de Arriba fue declarado Bien de Interés Cultural y este pequeño núcleo urbano con casas oscuras hechas de pizarra (arquitectura negra), callecitas sinuosas y tiendas artesanales, talleres y restaurantes continuó su desarrollo turístico. Según la web, en la actualidad solo residen allí, de forma permanente y estacional, unos 40 vecinos.
¿Qué ver?
Recorrer Patones enterito es bastante fácil y no hace falta tener un itinerario súper planificado (excepto para la comida y para pernoctar) para poder ver todo el pueblo en unas cuantas horas, si solo vais a recorrer las callecitas encontraréis rincones preciosos para hacer fotos, tomar algo, hacer un pequeño picnic, admirar el paisaje, o comprar alguna artesanía. También podéis seguir alguno de los itinerarios que propone el Ecomuseo de la pizarra al aire libre para descubrir la arquitectura negra de este municipio a través de los lugares más emblemáticos.
En la web oficial de Patones destacan los siguientes hitos:
Antigua iglesia de San José: Situada a la entrada del pueblo ya no funciona como iglesia, en su lugar alberga la Oficina de Turismo, una sala de exposiciones y una maqueta del entorno. Sus muros no tienen el aspecto típico de la arquitectura negra porque en vez de pizarra se utilizó la piedra caliza para su construcción.
Arquitectura negra: las calles empinadas de Patones de Arriba con sus casas oscuras de pizarra son la imagen más típica de este pueblo. Pero el ojo detallista podrá apreciar que hay una evolución entre las viviendas más antiguas y las de reciente restauración. “Las primeras apenas tenían unos metros cuadrados, una sola planta y su cubierta pudo ser vegetal y de una sola agua”, cuentan en la web, “Las viviendas típicas de Patones estaban constituidas a base de pizarra, madera, ladrillo árabe, jaras y retamas. Las paredes exteriores eran de pizarra y se caracterizaban por la disposición de las lajas de pizarra de mayor tamaño en las esquinas y el recubrimiento de los huecos por pizarras muy pequeñas. Para la construcción de la cubierta se colocaba retama y jara sobre las vigas de madera y en último lugar se cubría con teja árabe. Las tejas de se construían en una tejera cercana al cementerio de Patones de Arriba”.
Las antiguas eras: En la parte alta del pueblo, se encuentran unas explanadas empedradas, conocidas como eras. Estas antiguas “terrazas” de piedra, sirven hoy como inmejorables miradores desde donde disfrutar del paisaje. En el s.XVIII, donde actualmente se sitúa Patones de Abajo se sembraba trigo, centeno y cebada, y estas eras se destinaban a las labores de la trilla y aventado del cereal maduro, la “mies” para separar la paja del grano.
Arrenes, cercados y tinados: Intercaladas con las eras están estas construcciones relacionadas con la forma de vida de los antiguos vecinos de Patones. Los tinados eran cabañas ganaderas destinadas a cobijar los rebaños de ovejas y cabras. Los arrenes y cercados son construcciones rectangulares de muro alto y sin cubierta ni divisiones internas, y servían para sembrar el cereal y luego meter al ganado a que se lo comiera o segarlo para echarlo a los pesebres. Como acotan en la web de Patones. “la existencia de un gran número de estas antiguas construcciones comparado con un número menor de viviendas es un signo de la importancia de la ganadería en el Patones de antaño”.
Lavadero y fuente “nueva”: Ambas construcciones datan de principios del siglo XX. Sí, la “Fuente Nueva” ya tiene más de un siglo (1908) y su función era la de acercar el agua a los vecinos de Patones. Este era un lugar de encuentro de las mujeres y se encontraba frente a la taberna que era el lugar de encuentro típicamente masculino, aseguran en la web. También cuentan que la presilla es más antigua, “una construcción asociada a un antiguo molino que se situaba donde hoy está el lavadero. El molino, constituyó junto a una antigua fragua, el patrimonio municipal hasta el siglo XIX. Aun hoy puede verse la piedra de moler junto al pilón de la fuente”.
Los antiguos hornos: Se pueden encontrar en algunas calles de Patones de Arriba, junto a las viviendas. Estos hornos de leña, que se utilizaban sobre todo para cocer el pan, son uno de los elementos más característicos de la arquitectura tradicional de este pueblo que llegó a contar con casi 20 hornos en funcionamiento, a mediados del siglo pasado. En la actualidad, sin embargo, solo se conserva media docena de estos antiguos hornos tradicionales, la mayoría de los cuales se localizan en la calle del Despeñadero.
¿Dónde comer?
Hay muchos sitios para comer, pero considerando que el pueblo es bastante pequeño y que hay muchísimo movimiento turístico lo ideal es reservar.
Nosotros comimos en la terraza de El rey de patones, el primer restaurante del pueblo (según ellos), y creado por Manolo y Mari, quienes “después de viajar por todo el mundo, dedicados a la danza y habiendo obtenido el reconocimiento de los críticos internacionales, deciden retirarse a Patones de Arriba” en los 70s. El restaurante es ahora gestionado por sus hijos y los platos son los típicos de la gastronomía de la zona: migas, morcilla de Burgos, lechal, solomillo, pisto y sopa castellana.
También está El Poleo, restaurante del Hotel El tiempo perdido, con una carta más reducida pero también una terraza bonita. La Cabaña de Patones, local singular de tres plantas y cuatro comedores que empezó su andadura en 1980 y tiene opción de Menú. El restaurante El lavadero de Patones que “ofrecen todos los fines de semana nuestras deliciosas tapas y comidas en un entorno natural”. La Cata Gastromarket, promocionado como “el primer y único mercado gastronómico de la Sierra de Madrid” que a pesar de ser más moderna su decoración mantiene el toque tradicional. Y El Rincón de Patones, cuya terraza está junto a la antigua iglesia de San Jose, y donde los platos destacados son “nuestras típicas cazuelitas de Migas con Chistorra, Morcilla, Callos, Judiones con su matanza”. Sitios para comer o beber algo definitivamente no faltan y casi desde todos ellos hay una terraza con vistas preciosas.
¿Cómo llegar?
Coche: Autovía A-1, salida del kilómetro 50 en dirección a Torrelaguna por la Nacional 320. Cruzada esta localidad, seguir hasta Patones de Abajo por la M-102.
Aparcamiento: Lo ideal y más sencillo es aparcar en Patones de Abajo y subir siguiendo la Senda Ecológica del Barranco. Una pequeña ruta de 1Km.
Buses: 197 (desde Plaza de Castilla). El precio del billete sencillo es de 5.10€. El recorrido dura unas 2 horas hasta Patones de Abajo y desde ahí subes siguiendo la Senda Ecológica del Barranco.
El tiempo en Patones: Para conocer el tiempo en el pueblo hay un popular e infalible barómetro de intemperie que si tenéis suerte podéis ver en alguna de sus calles: aquí la guía para interpretar el barómetro.
Más info en la web oficial de Turismo de Patones.
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