La lavanda, planta aromática por excelencia, tan rústica como perfumada, que te ayuda a dormir mejor (doy fe de esto), a diferencia de muchas otras no tiene su floración en primavera sino en el medio del verano. Eso sí, después de un proceso de cultivo que toma tres años, un primer año de siembra en vivero y cuidados artesanales, un segundo año de trasvase al campo y el tercer año en el que se cosecha y se destila su aceite.
¿Cómo sé todo esto? Porque el fin de semana pasado me pasé un rato por el Brihuega, un lindísimo pueblo en la localidad de Guadalajara en Castilla-La Mancha, a poco más de una hora de Madrid, que tiene la plantación más importantes de lavanda de España (casi 1000 hectáreas) y que en los últimos 30 años se ha convertido en uno de los grandes productores mundiales de la esencia de lavanda, alcanzando el 10% de la producción total.
Este año, por sexta vez, la fiesta de la floración se ha convertido en el Festival de la lavanda, una celebración abierta al público para dar a conocer la actividad que une a muchos agricultores de la región y le da su identidad al pueblo.
Desde el 5 hasta el 30 de julio (en las primeras semanas de agosto ya se procederá a la siega de los campos) se puede realizar una visita guiada de aproximadamente una hora a los campos de lavanda, todo esto organizado por el Ayuntamiento de Brihuega.
Como parte del programa de floración de la lavanda el pueblo está completamente decorado y el Ayuntamiento ha organizado conciertos y otras actividades como mercados, charlas y paseos en globo. La mayor parte ya tuvieron lugar (sí, me enteré de todo esto relativamente tarde), pero aún se puede disfrutar de algunas y de una ronda de visitas guiadas este fin de semana. Aquí pueden consultar el programa.
Los horarios de las visitas de los campos de lavanda en Brihuega son, de viernes a domingo, a las 19 y 20,30 horas, el precio es de 3 euros y el punto de encuentro es el Parque de María Cristina.
He hecho una versión minimaps del mapita oficial del programa por si quieren hacer un recorrido por los campos. Tengan en cuenta, eso sí, que son plantaciones privadas y que la lavanda, a pesar de ser una planta resistente es un ser vivo y que su floración es un proceso que ha implicado la dedicación e inversión de muchas personas. Que Brihuega esté promoviendo la visita de sus plantaciones de lavanda no implica automáticamente que todos estemos invitados a cortar las flores y llevárnoslas de souvenir. La naturaleza no da souvenirs, las tienditas del pueblo, sí.
La plantación que se visita con el Ayuntamiento en el marco del Festival es la que está justo pasando Malacuera, justo donde pone “Festival de la lavanda”. De camino al pueblo (viniendo desde Madrid) se pasa por otras plantaciones pequeñas y por la destilería Jardín de la Alcarria, donde me contaron lo que ahora sé sobre el cultivo de la lavanda.
Definitivamente un paseo diferente que vale la pena y que aún no está completamente masificado.
Nuestro minimap descargable, aquí.
¡Disfrutad!