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Alrededor del mundo existen muchas tradiciones pintorescas para celebrar el año nuevo, desde comer ciertos alimentos, dar saltos altos, limpiar o no la casa, o incluso pasear las calles disfrazado de oso. Aunque algunas tradiciones nos parezcan más peculiares que otras, el deseo subyacente es el mismo para todos nosotros: conjurar la buena fortuna, tener prosperidad, encontrar el amor.
En este minimap compartimos algunas tradiciones que nos unen, otras que puedes añadir a tus repertorios personales y decimos adiós a una que pronosticamos que está en vías de extinción.
Editado por Ana Laya e ilustrado por Victoria Fernández.
Foto de portada: Antonio Gabola via Unsplash.
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1. Besos bajo el muérdago (o no)
En países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, algunos se besan en Navidad cada vez que están bajo el muérdago. Este pequeño arbusto verde era una planta sagrada para los celtas. Solían oficiar ceremonias bajo él. Sin embargo, esta planta ha estado ligada a muchas historias y tradiciones a lo largo de cientos de años, y diferentes personas, de diversos lugares, la ven de distintas maneras.
Una de las creencias más comunes es que el muérdago es símbolo de fertilidad y vida. Esta sería una razón obvia de por qué nos besamos debajo de él. Además, en invierno, cuando todos los árboles están desnudos y muchas plantas han muerto, el muérdago sigue verde y se le puede ver crecer alegremente alrededor de las ramas de los árboles.
En Estados Unidos, con o sin muérdago, es de buena suerte besar a alguien justo a medianoche (lo hemos visto en mil películas, estoy pensando: Cuando Harry encontró a Sally). Según la tradición germánica, ese es un momento de vulnerabilidad y ese beso es una especie de bendición. Actualmente se dice que fortalece los vínculos y da buena suerte.
Por último, se dice que si una mujer soltera pone un poco de muérdago bajo la almohada antes de acostarse en Nochevieja, esto le traerá el amor verdadero y el matrimonio en el nuevo año (bueno, el amor y el matrimonio no van necesariamente unidos, así que nos quedamos con el amor). También hay quien cree que dormir con muérdago bajo la almohada en Nochevieja ayuda a librarse de la mala suerte.
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2. Paseos de medianoche para los que quieren viajar
En varios países, especialmente latinoamericanos, como Ecuador, Venezuela, Colombia y México, justo después de las campanadas de medianoche la gente sale de sus casas con su maleta favorita para dar un pequeño paseo por la esquina y que ese pequeño ritual les traiga viajes y fabulosas aventuras en el año que acaba de empezar.
Algunas familias lo hacen todos juntos, y también es popular entre los enamorados y los recién casados. No te preocupes, ¡las maletas pueden estar vacías! Afortunadamente, la tradición no dice nada de hacer las maletas.
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3. ¿De qué color es tu ropa interior?
Llevar ropa interior de determinados colores para atraer la buena suerte (o el amor, o el dinero) es una tradición extendida por todo el mundo. Tal vez proceda de Italia, donde se dice que los antiguos romanos se vestían de rojo en las fiestas de fin de año para ahuyentar el miedo a la sangre y la guerra.
La tradición más estricta pide que se regale la prenda y hay que deshacerse de ella en el momento en que comienza el nuevo año (quizá por sostenibilidad omitamos esta parte). En Argentina, el color de la suerte es el rosa, y en otras partes de Latinoamérica, el amarillo, y si lo que buscas es el amor, pues ya sabes, siempre es el rojo.
4. Un segundo año nuevo a ritmo de carnaval
En Sudáfrica, el 2 de enero era cuando los esclavos podían celebrar su año nuevo (Tweede Nuwe Jaar) y, de hecho, era el único día libre que tenían en el año.
Hoy en día se sigue celebrando una segunda fiesta de tipo carnavalesco para conmemorar la emancipación de los esclavos y como «ritual de renovación». Y como son en pleno verano, se decoran palmeras y enebros en lugar de pinos.
El Carnaval de los Juglares de Ciudad del Cabo es una de las celebraciones más antiguas de Ciudad del Cabo, y se trata de un colorido desfile tan rico en historia como en cultura y extravagancia. Es un animado acontecimiento popular entre todos los habitantes de Ciudad del Cabo y se considera una visita obligada para todos los visitantes.
5. Doce uvas a medianoche y doce deseos
En España originalmente y luego en buena parte de Latinoamérica es tradición comer una uva con cada campanada del reloj a medianoche del 31 de diciembre para un año de buena suerte y prosperidad.
Al parecer, este ritual se remonta al menos a 1895 , pero se instauró en 1909. En diciembre de ese año, algunos viticultores de Alicante popularizaron esta costumbre para vender mejor grandes cantidades de uva de una cosecha excelente.
Las uvas se pueden comer donde uno quiera, pero hay una gran fiesta en la plaza mayor de Madrid, La Puerta del Sol, que disfrutan cientos de personas y siguen millones, ya que la cubren casi todos los canales de televisión. Además, según Wikipedia aquí es donde comenzó esta tradición.
Hay una canción bastante popular de los años 80 de un grupo de pop español llamado Mecano sobre esta tradición: En la Puerta del Sol como el año que fue, otra vez el champán y las uvas y el alquitrán… de alfombra están.
6. De prosperidad y granadas clarividentes
En Turquía, Armenia y Grecia, nada más llegar el año nuevo hay que abrir una granada, en Armenia y Grecia se hace estrellándola contra el suelo. La abundancia de granos simbolizará la buena fortuna y la prosperidad.
Otras tradiciones, como comer lentejas en Italia, pasarse monedas de una mano a otra en México o vestirse con trajes de lunares en Filipinas también tienen que ver con la prosperidad.
Mientras que en Finlandia las herraduras y en Alemania y en Austria los muñecos de plomo, se funden y luego se tiran al agua para leer la fortuna en las formas abstractas que hace el metal (llamadas Bleigieben), de forma similar a como se leen los posos del café.
En otros países, como El Salvador y Colombia, se lee un huevo sumergido en el agua (Oomancia) en lugar de una figura de metal.
7. Espíritus malignos, ruidos fuertes y fuegos artificiales
Los fuegos artificiales se inventaron en el siglo VII, durante el gobierno de la dinastía Tang en China, precisamente con el propósito de espantar a los malos espíritus. Más tarde se utilizaron en varios festivales de China y, con el tiempo, se popularizaron en otras culturas y sociedades.
De hecho, en muchas culturas antiguas, prácticamente en todo el mundo, existía un ritual que implicaba ruido y fuego para disipar los malos espíritus y atraer la buena fortuna y la felicidad. Tal vez de ahí el éxito de los fuegos artificiales, y también de los vinos espumosos para descorchar ruidosamente a medianoche.
Lo malo de los fuegos artificiales es que lanzan un cóctel de sustancias químicas a la atmósfera y liberan una fina nube de humo y partículas que afectan a la calidad del aire local, además de asustar a las mascotas. Tal vez a partir de ahora queramos volver a la tradición de hacer sonar campanas, cacerolas y romper platos (muchas culturas siguen haciéndolo, esto tal vez es material para un próximo minimap), o al menos buscar las alternativas más seguras y menos tóxicas.
¡Súper feliz año nuevo, amigos!
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