Las celebraciones de las fiestas de mayo madrileñas giran en torno a la relación que hay entre el agua y el santo, que este año parece haberse adaptado a la nueva plegaria de la ciudad en época de preocupante sequía: “quita el sol y pon el agua”. De ahí que el domingo haya refrescado un poco con una ligera y necesaria lluvia.
La romería tiene lugar en la Pradera de San Isidro y en las calles aledañas, y es costumbre que los chulapos y chulapas beban el “agua del santo” que brota en un manantial anexo a la Ermita de San Isidro. Esta tradición se mezcla con la de merendar rosquillas y limonada en las praderas… y un montón de cosas más.
Las rosquillas típicas pueden ser de cuatro tipos: ‘tontas’, con huevo, ‘listas’ con huevo y recubiertas de azúcar glas, las de Santa Clara que tienen una capa de merengue blanco y las francesas, con almendras. Yo que no soy demasiado aficionada al azúcar me quedo con las tontas, pero esa es una opinión bastante poco popular, como podéis imaginar por el nombre.
Además de las celebraciones en la Pradera también hay conciertos y eventos culturales en diferentes puntos de la ciudad.
En lo particular la locación que más disfruto de las fiestas de San Isidro es el escenario del Jardín de Las Vistillas. Esta año disfrutamos en esa locación de las finalistas y las ganadoras del 44º Premios Rock Villa de Madrid.
Las bandas Tiburona, Lady Banana y Sandré fueron las ganadoras en 2023 y Lady Banana nuestras preferidas, dos grandes músicas con una propuesta sólida y original, y capaces de hacer mucho mucho ruido.
Podéis escucharlas en su canal de YouTube..
Y acá un vídeo.